Se ha celebrado este Domingo en Segovia una concentración en la calle real debajo de la iglesia de San Martin, a las 12 horas coincidiendo con las manifestaciones en quince ciudades españolas exigiendo el final de la caza como práctica legal, la prohibición prioritaria de las formas más crueles y la aprobación de una Ley estatal de protección animal. Se ha dado lectura a un manifiesto:
Desde aquí exigimos:
Pasos firmes, sólidos, visibles, encaminados a terminar con la caza como actividad legal en nuestro Estado. Exigimos la prohibición prioritaria de las modalidades más agresivas, aquellas en que se usan perros para la práctica cinegética, como la caza de la liebre con galgo, como las rehalas de caza mayor, como el control de animales domésticos asilvestrados o como el perro de madriguera.
Exigimos también la aprobación de una Ley estatal de protección animal que cumpla sin trabas su cometido. Y que en lugar de dictarse subordinada a la de otras prácticas favorecedoras del maltrato animal, se constituya en el detonante preciso para erradicarlo.
Por ello desde aquí gritamos, como en el último octubre, como antes y como seguiremos gritando en el futuro: NO A LA CAZA CON GALGOS Y OTRAS RAZAS. Una negación que debe traducirse en afirmativo. En un SÍ sin colorantes al respeto, en un SÍ a la dignidad de los animales, en un SÍ a la diversidad y a la vida de todos los seres que habitan este planeta.
Un año más llega a su fin la barbarie, llega a su fin el terror, la inseguridad, el llanto de esas camadas que pierden a sus madres, los gritos de dolor de esos animales agonizando, porque han escapado de su verdugo malheridos, hasta que al final, mueren solos.
Con el mes de febrero llega a su fin la barbarie de la caza, pero empieza el infierno de quienes por sumisión, desconocimiento y amor incondicional, fueron sólo meras herramientas, los perros.
Empieza la incertidumbre sobre cuántos este año dejarán de ser útiles, cuántos morirán tiroteados, ahorcados, apaleados, golpeados o, en el mejor de los casos abandonados.
Cuando un cazador, pronuncia la frase "el mejor amigo del hombre", insulta a los perros porque un asesino desconoce la amistad. También insulta a los seres humanos, porque alguien que mata de forma sanguinaria, como deporte, no es un humano.
Estos meses, se tiñen de rojo para los perros de caza en general y para los galgos en particular. Solo en España, entre enero y febrero, aparecen unos 50.000 perros ahogados en pozos, ahorcados, disparados, envenenados, atropellados o abandonados. La condena que pagan año tras año como "premio" a su fidelidad al ser (in)humano, a cambio de su comida y, como mucho, un toque en su cabeza. Lo más parecido al cariño que reciben. Los supervivientes, los que terminan en refugios y protectoras, no confían en nadie, no saben lo que es una caricia, creen que todo son golpes, no conocen la palabra amor.
Por estas y más razones, debemos salir, debemos alzar la voz por todas las víctimas de este cruel asesinato, no podemos quedarnos callad@s ante la masacre, porque febrero es el infierno de los galgos, es el infierno de todos los perros de caza.
Febrero, el miedo de los galgos (V.O) from Waggingtale Films on Vimeo.
Con el mes de febrero llega a su fin la barbarie de la caza, pero empieza el infierno de quienes por sumisión, desconocimiento y amor incondicional, fueron sólo meras herramientas, los perros.
Empieza la incertidumbre sobre cuántos este año dejarán de ser útiles, cuántos morirán tiroteados, ahorcados, apaleados, golpeados o, en el mejor de los casos abandonados.
Cuando un cazador, pronuncia la frase "el mejor amigo del hombre", insulta a los perros porque un asesino desconoce la amistad. También insulta a los seres humanos, porque alguien que mata de forma sanguinaria, como deporte, no es un humano.
Estos meses, se tiñen de rojo para los perros de caza en general y para los galgos en particular. Solo en España, entre enero y febrero, aparecen unos 50.000 perros ahogados en pozos, ahorcados, disparados, envenenados, atropellados o abandonados. La condena que pagan año tras año como "premio" a su fidelidad al ser (in)humano, a cambio de su comida y, como mucho, un toque en su cabeza. Lo más parecido al cariño que reciben. Los supervivientes, los que terminan en refugios y protectoras, no confían en nadie, no saben lo que es una caricia, creen que todo son golpes, no conocen la palabra amor.
Por estas y más razones, debemos salir, debemos alzar la voz por todas las víctimas de este cruel asesinato, no podemos quedarnos callad@s ante la masacre, porque febrero es el infierno de los galgos, es el infierno de todos los perros de caza.
Febrero, el miedo de los galgos (V.O) from Waggingtale Films on Vimeo.
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