El Sistema de Producción industrial de Cerdos en la Provincia de Segovia.
La producción industrial en gran escala de cerdos como ocurre en la provincia de Segovia en “granjas” gigantescas que son verdaderas fábricas de carne es una de las aberraciones de la producción en estos últimos veinte años. Es un caldo de cultivo de agentes patógenos. Facilita su rápida evolución y promueve la aparición de nuevas cepas de gran virulencia. Es bien conocido por epidemiólogos el hecho de que los virus que causan el deceso del anfitrión mantienen un equilibrio entre virulencia y velocidad de transmisión. En el caso de los criaderos industriales de cerdos, el reemplazo cada vez más rápido de la población anfitriona genera presiones (evolutivas) que desembocan en la aparición de cepas más dañinas y de altas velocidades de transmisión. El hecho es bien conocido en la literatura especializada. Pero las autoridades sanitarias a nivel Autonómico, nacional e internacional, (incluida la OMS y en lo que le compete a la FAO) siempre han tolerado y solapado estas condiciones de producción de cárnicos.
La llamada fiebre o influenza porcina es provocada por una variación de un virus que es endémico en cerdos. La influenza porcina es rara en humanos, pero el virus puede sufrir mutaciones y afectar a humanos. Eso es lo que ha sucedido en este caso en México.
Se habla de más de dos mil casos de infección solo en México con un cuadro clínico similar al del virus A (H1N1). Hay unos 150 decesos, lo que sitúa el nivel de mortandad en niveles comparables a epidemias muy graves.
Todo lo expuesto nos debería llevar a la reflexión si la producción de cerdos en la provincia de Segovia es la más adecuada o es una bomba de relojería, que entre todos deberíamos evitar que estalle.
La producción industrial en gran escala de cerdos como ocurre en la provincia de Segovia en “granjas” gigantescas que son verdaderas fábricas de carne es una de las aberraciones de la producción en estos últimos veinte años. Es un caldo de cultivo de agentes patógenos. Facilita su rápida evolución y promueve la aparición de nuevas cepas de gran virulencia. Es bien conocido por epidemiólogos el hecho de que los virus que causan el deceso del anfitrión mantienen un equilibrio entre virulencia y velocidad de transmisión. En el caso de los criaderos industriales de cerdos, el reemplazo cada vez más rápido de la población anfitriona genera presiones (evolutivas) que desembocan en la aparición de cepas más dañinas y de altas velocidades de transmisión. El hecho es bien conocido en la literatura especializada. Pero las autoridades sanitarias a nivel Autonómico, nacional e internacional, (incluida la OMS y en lo que le compete a la FAO) siempre han tolerado y solapado estas condiciones de producción de cárnicos.
La llamada fiebre o influenza porcina es provocada por una variación de un virus que es endémico en cerdos. La influenza porcina es rara en humanos, pero el virus puede sufrir mutaciones y afectar a humanos. Eso es lo que ha sucedido en este caso en México.
Se habla de más de dos mil casos de infección solo en México con un cuadro clínico similar al del virus A (H1N1). Hay unos 150 decesos, lo que sitúa el nivel de mortandad en niveles comparables a epidemias muy graves.
Todo lo expuesto nos debería llevar a la reflexión si la producción de cerdos en la provincia de Segovia es la más adecuada o es una bomba de relojería, que entre todos deberíamos evitar que estalle.
tenemos nuevos motivos para reivindicar la producción de alimentos a pequeña escala, con --ahora sí-- completas garantías sanitarias, sociales y ecológicas.