Esta tarde, a pesar del mal tiempo y de ser sábado, hemos
vuelto a llenar el Centro de Asociaciones de Autoayuda y Voluntariado (C.A.A.V)
del Ayuntamiento de Segovia, en Fernandez Ladreda 28, nuevamente ha hecho falta
sacar sillas al pasillo. La indiferencia y el miedo nos los hemos dejado en
casa.
A las 19h ha empezado la segunda parte de las Jornadas de debate por la
sanidad pública, organizadas por la Marea Blanca y el Foro Social de
Segovia, han contado con la participación de Luis Ocampo Pereira (Médico
de atención primaria, integrante de la Plataforma en defensa de la salud pública
de Valladolid) y Juan Francisco Lorenzo (Jefe de medicina
interna del Hospital Universitario de Burgos, según dice el mismo, cesado de
uno de sus cargos por protestón)
La moderación la ha llevado Elena Ciruelo, Médico de Reumatología
del Hospital General de Segovia.
El tema del día "Los efectos de la privatización en Castilla y
León" se ha iniciado hilando con el debate de ayer"El
deterioro calculado de la sanidad pública. Limitación de derechos y
prestaciones"
Luis Ocampo nos ha resumido breve y amenamente (cosa que siempre es de
agradecer) la trayectoria o historia de cómo, cuándo, dónde y por qué, empezó
la privatización de todo aquello susceptible de ser rentable, por desgracia,
para el lucro de unos pocos.
Al contrario de lo que se nos intenta vender,este proceso es largo, calculado y
obedece a una clara estrategia: Usar como rehén la salud pública a
cambio de sacar el mayor provecho económico.
Nuevamente, se ha hecho referencia al capitalismo y sus límites, a la lucha de
la izquierda, al informe Abril, y al atentado contra el principio
de universalidad.
En resumen, asistimos atónitos al deterioro de un sistema sanitario que, no
solamente era sostenible, sino de alta calidad y con un coste realmente bajo en
comparación con otros sistemas europeos.
Derribar para poder construir con sus normas, minar y dinamitar desde dentro lo
que era ya de todos, hacer el negocio vendiéndonos algo que ya teníamos, pero
esta vez bajo sus condiciones, con métodos que (como no) obedecen a un método
mercantil en el que los objetivos se marcan en euros y los profesionales tienen
que elegir entre salvar vidas o ser rentables,ser médicos o meros gestores,
tragarse su ética profesional o acabar relegados, en el mejor de los casos, o
recortados, en el peor.
Juan Francisco Lorenzo, por su parte, ha intentado conciliar, aclarando
que bajo su punto de vista, la medicina no es de derechas ni de izquierdas,
primando el consenso por el bien común, los valores de la ética profesional y
la necesaria participación de los trabajadores en las decisiones y el día a día
de los hospitales.
Ha recalcado también la importancia de hacerles sentir importantes, valiosos.
Después ha compartido con nosotros su experiencia, narrando la curiosa historia
de ese nuevo hospital, ese canto de sirenas prometido, que al final se ha
convertido en un futuro hipotecado, con forma de monumento al derroche, una
especie de catedral moderna de puertas para afuera, en la que la coordinación
entre compañeros se hace casi insostenible y el trato a los pacientes, como era
de esperar, se resiente.
A diferencia de ayer, que se nos echó la tarde encima y no dio tanto tiempo a
debatir , hoy destacaría la gran participación de todos los asistentes, creando
un espacio dinámico de información y feedback, del que he salido conociendo un
poquito más como funcionan las cosas desde dentro, como nos las intentan vender
desde fuera y cuales podrían ser los siguientes pasos...
¿La conclusión? Que cada cual saque las propias.
A mi estas jornadas han servido, entre otras muchas cosas, para visibilizar una
situación que nos afecta a tod@s.
Creo, creemos, que mientras pretenden vendernos, concertarnos, privatizarnos o
externalizarnos a piezas (eliga el término qué más le guste) el único camino
pasa por unirnos, organizarnos, y demostrar que la participación ciudadana no
es solo (que también) un derecho, sino una obligación irrenunciable, el único
modo quizá de ir poniendo palos en la rueda de este carromato troikano, ese
que, digan lo que digan, nos lo pinten bonito o nos lo acompañen con música
celestial, sigue llevándonos al avismo más profundo.
Muchas gracias por compartir estas dos tardes tan enriquecedoras, compas...y
las que quedan, espero.
¡En ello seguimos!
Poco más que añadir, los vídeos hablan por sí solos. Espero que
los disfrutéis y difundáis, como ha dicho hoy Elena Ciruelo,
"no solo entre los que están de acuerdo, si no con los que no lo
están, que será a los que más falta haga informar".