Dos agentes examinan con cuidado el cadáver. Guantes de
látex, mascarillas y, sobre todo, mucha cautela para no alterar nada de la
escena del crimen. Los restos mortales se guardan en una bolsa hermética de
plástico y se envían al forense para que realice la necropsia y establezca las
causas de la muerte. Aún sin un dictamen médico definitivo los agentes ya
sospechan que la víctima ha sido envenenada, incluso ya barajan mentalmente una
larga lista de posibles sospechosos; aldicarb, carbofurano, metomilo,
endosulfán… Aunque la secuencia pueda ser más propia de una serie policíaca, la
escena es tan real como la vida misma, tristemente.
Entre 1990 y el año 2009 han muerto, solamente en Castilla
y León, como consecuencia del veneno 17 águilas imperiales, 74 buitres negros
397 milanos reales y 74 alimoches, según datos de WWF España.Seguir leyendo.......Una trampa mortal llamada veneno
Autor:Jonathan Gil Munñoz
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