Lunes, 6 de agosto 2008: Escolares japoneses oran en el Parque de la Paz de Hiroshima.El “Enola Gay” tomó altura. Su comandante, el entonces Coronel de la Fuerza Aérea Paul W Tibbets, había bautizado el B-29 con el nombre de su progenitora, quizás para recordarse a sí mismo que él tenía madre.Tubbets cumplió la misión, en premio a la cual, se le ascendió a General, grado con el que murió en 1966, tras volverse loco, según se ha divulgado, sin que jamás confesara arrepentimiento alguno.Seis décadas han transcurrido desde la terrible explosión de un artefacto del tamaño de una pelota de béisbol, que causó un ascenso de la temperatura calculado en los 4.000º C. En pocos segundos murieron calcinados 129.558 personas, que nada tenían que ver con la agresión nipona a la base yanki de Pearl Harbor, años atrás.Eran las 08h15 horas, del lunes 6 de agosto de 1945, cuando aquella ciudad portuaria, en el suroeste de la isla de Honshú fue literalmente borrada de los mapas.La Unión Soviética y el campo socialista ya no existen. La guerra fría terminó. Pero Estados Unidos continúa creándose enemigos en 60 o más oscuros rincones del planeta, ahora con el pretexto de combatir el terrorismo.Los arsenales yankis acumulan más de 70.000 cabezas y bombas nucleares, 6.000 armas tácticas y 5.000 bombarderos estratégicos de este tipo. Ese país realizó 1.030 pruebas hasta hace apenas tres años.En el 2003, el Congreso autorizó continuar las investigaciones de nuevos armamentos nucleares de pequeñas dimensiones, que serían utilizados en escenario bélicos reducidos. Los halcones han declarado que este tipo de bomba reduce los “daños colaterales”.Hiroshima no debe repetirse, pero lo que de ningún modo puede ser es OLVIDADA. PORQUE MAÑANA PUEDE SER OTRO EL OBJETIVO BARRIDO DE LOS MAPAS, POR LA INSACIABLE POLÍTICA DE LOS SEÑORES DE LA GUERRA
No hay comentarios:
Publicar un comentario