domingo, octubre 25, 2015

UN NUEVO “CASUS BELLI” EN LA IGLESIA ESPAÑOLA


Desgraciadamente y de forma periódica algunos jerarcas de la iglesia católica suelen expresar sin tapujos unas posturas ultramontanas que parecen retrotraernos a décadas pasadas de nacionalcatolicismo y conservadurismo extremo. Es el caso de Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, en unas declaraciones claras y concisas realizadas ante numerosos periodistas sobre la crisis de los refugiados y la pobreza en España.Los antecedentes del prelado nos proporcionan algún indicio de quién estamos hablando: Arzobispo de Valencia (antes de Toledo, primado de España), elevado a la púrpura cardenalicia. “Monseñor” no es un don nadie en la Iglesia española, sus declaraciones dan voz a una parte nada desdeñable de la jerarquía de este país y, cómo no, a una manera de entender el cristianismo más cercana a la ideología que a la religión propiamente dicha. Sus iniciativas como la convocatoria de una vigilia por la unidad de España, desconciertan e incluso escandalizan a buena parte de los cristianos que se sienten mucho más en sintonía con los planteamientos del papa Francisco.

No nos engañemos Cañizares, con Rouco y muchos más jerarcas ponen rostro a una porción del catolicismo que no está dispuesta a perder su posición de privilegio en España, pero no sólo aquí. Su ideología religiosa, confluye con la ideología política de muchos poderosos bien instalados en los poderes nacionales y comunitarios de esta desconcertante Unión europea.

Poner de parte del débil, del perseguido, del sin poder, el testimonio de una palabra profética en defensa de la justicia y de la dignidad humana (sin olvidar el derecho supremo a la vida, que muchos pierden en condiciones miserables), es una obligación inscrita en el proyecto del Reino de dios que pregonan los evangelios.

Somos de los que se escandalizan de que todo un cardenal arzobispo pueda siquiera plantearse acerca de los refugiados e inmigrantes que intentan llegar a Europa preguntas como: “¿Esta invasión de emigrantes y de refugiados es todo trigo limpio? ¿Dónde quedará Europa dentro de unos años?” Parecería tratarse más bien de un planteamiento propio de un ministro de Interior, poniendo por delante el miedo y la seguridad ante una posible invasión de verdaderos bárbaros.

En la segunda pregunta salta a la palestra el tema de la identidad europea que supone cristiana, blanca, occidental…Las mismas prevenciones que algunos dirigentes de Europa del Este que sólo quieren refugiados cristianos en sus fronteras.

Y concluye “¿Cómo quedará Europa dentro de unos años con lo que viene ahora? No se puede jugar con la historia ni con la identidad de los pueblos” ¿Acaso no son estos mismos estados occidentales los pirómanos de ese gran desastre desatado en Oriente próximo?

Pero más allá de esto lo esencial creemos, desde la vivencia cristiana, es la consideración del otro como “prójimo”, hombre, mujer, niño. sea cual sea su origen, sus costumbre, su raza, su religión. Ante el sufrimiento que padecen no podemos justificar nuestra inacción, nuestra falta de empatía, porque no nos son ajenos, son parte esencial de nuestra propia vida…¿Cómo podemos poner por delante elucubraciones sobre la seguridad amenazada, la pérdida de una supuesta identidad? Tanto más cuanto que no están basadas en hechos fehacientes, sirviendo tan solo a los intereses de unas minorías que no tienen verdadero deseo de adoptar las medidas necesarias para una acogida inmediata y sin cupos.

En tanto que cristianos, en tanto que hombres y mujeres solidarios, ¿de qué parte nos ponemos: de los poderosos que no están dispuestos a abrir las fronteras de esta Europa-fortaleza o de aquellos que demandan unas condiciones de vida dignas? Quizá aquí esté la respuesta a Monseñor Cañizares y está en nuestra mano dársela


A. L.


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