miércoles, diciembre 30, 2009

Carta blanca para las embotelladoras



El agua es un bien público, o por lo menos en teoría. En un contexto de sequía, agotamiento de los humedales y desertización avanzada, en el Estado español sigue vigente una ley franquista que entrega a las embotelladoras el acceso a los manantiales de agua para que la comercialicen con enormes márgenes de beneficios. Un modelo de negocio boyante en todo el mundo. En 40 años la cifra de botellas de agua vendidas ascendió de mil millones de litros a 190.000 millones.
Este año por primera vez se ha secado el río Cambrones, en la Sierra de Guadarrama. La sequía tiene que ver, pero la captación de 50 litros por segundo de agua hecha por Bezoya (Pascual) es la principal causa, según los vecinos. Ahora, el pantano del Pontón Alto, que recoge las aguas del Cambrones y el Eresma para abastecer a Segovia y a varios municipios cercanos, está seco. El agua huele a cieno y la gente compra agua embotellada por miedo. Si la marca que adquieren es Bezoya, están consumiendo el agua que les fue sustraída por la multinacional unos kilómetros antes, recogida directamente del manantial. Pero con una diferencia, por cada metro cúbico (mil litros), pagaban a su ayuntamiento unos 30 céntimos de euro; ahora, cada litro de agua embotellada les costará cerca de 0,30 euros. Pagarán a Bezoya mil veces más por un recurso público. La Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Trescasas regalaron al grupo Pascual el manantial por 30 años.
Esta multinacional repite la misma operación en otro lado de la sierra, en el municipio segoviano de Ortigosa del Monte, desde hace más de 35 años, con otra planta envasadora y un caudal máximo concedido de 750 millones de litros/año. El río Milanillos se seca cuatro meses al año. Situaciones idénticas se repiten en todo el Estado español
.Informacion periodico Diagonal:

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