La Marihuana Transgénica es uno de los más letales productos de la ingeniería genética moderna.
La nueva tecnología, que habría sido desarrollada por empresas tabacaleras de los Estados Unidos, transforma la planta a un tamaño dos a tres veces más pequeño de lo normal, de 3 metros a 1.20 ó 1.50 de la nueva especie, y la hace más potente que otros tipos de Cannabis (nombre científico de la planta), proveyéndole resistencia a la acción de productos químicos defoliantes.
Según un estudio de la Coordinación Nacional de la Política de Drogas, con sede en Suecia, los niveles de THC (Tetrahidrocannabinol), el componente psicoactivo más importante del Cannabis, no superaban el 5 % en 1961: actualmente, la cifra está por encima del 20 %, es decir, cinco veces más potente en el presente.
No existen estimaciones precisas sobre la productividad de la especie. Se calcula que genera menos de la mitad de la producción de la cannabis tradicional en kilos por hectárea (3.000 kg./ha.) La ventaja comparativa de esta planta es su ciclo de vida, el cual es mucho menor que el de la Cannabis tradicional. En 90 días (la mitad del tiempo), las flores alcanzan el grado máximo de THC y están listas para la cosecha. Es un triunfo para el tráfico y una pesadilla para el esfuerzo de erradicación, ya que es posible producir hasta 4 cosechas por año, en lugar de las dos tradicionales.
A la Marihuana Transgénica también se la conoce como “mentolada” por los traficantes. Existe un mito que sostiene que la semilla fue desarrollada de modo que la variedad exhalase olor a menta ya en las plantaciones. Mera fantasía ya que no existe el mentol en la naturaleza. El olor a menta proviene de la mezcla de la marihuana con un compuesto entre la zafra y la prensa. Su objetivo es ayudar a disfrazar el fuerte olor agridulce de la hierba.
Cada año se cultivan en los Estados Unidos 56.4 millones de plantas de marihuana al aire libre por un valor de 31.700 millones de dólares, y 11.7 millones de plantas en el interior de las casas por 4.100 millones de dólares, según lo afirmado en 2007 por Jon Gettman, el autor del estudio.
La nueva tecnología, que habría sido desarrollada por empresas tabacaleras de los Estados Unidos, transforma la planta a un tamaño dos a tres veces más pequeño de lo normal, de 3 metros a 1.20 ó 1.50 de la nueva especie, y la hace más potente que otros tipos de Cannabis (nombre científico de la planta), proveyéndole resistencia a la acción de productos químicos defoliantes.
Según un estudio de la Coordinación Nacional de la Política de Drogas, con sede en Suecia, los niveles de THC (Tetrahidrocannabinol), el componente psicoactivo más importante del Cannabis, no superaban el 5 % en 1961: actualmente, la cifra está por encima del 20 %, es decir, cinco veces más potente en el presente.
No existen estimaciones precisas sobre la productividad de la especie. Se calcula que genera menos de la mitad de la producción de la cannabis tradicional en kilos por hectárea (3.000 kg./ha.) La ventaja comparativa de esta planta es su ciclo de vida, el cual es mucho menor que el de la Cannabis tradicional. En 90 días (la mitad del tiempo), las flores alcanzan el grado máximo de THC y están listas para la cosecha. Es un triunfo para el tráfico y una pesadilla para el esfuerzo de erradicación, ya que es posible producir hasta 4 cosechas por año, en lugar de las dos tradicionales.
A la Marihuana Transgénica también se la conoce como “mentolada” por los traficantes. Existe un mito que sostiene que la semilla fue desarrollada de modo que la variedad exhalase olor a menta ya en las plantaciones. Mera fantasía ya que no existe el mentol en la naturaleza. El olor a menta proviene de la mezcla de la marihuana con un compuesto entre la zafra y la prensa. Su objetivo es ayudar a disfrazar el fuerte olor agridulce de la hierba.
Cada año se cultivan en los Estados Unidos 56.4 millones de plantas de marihuana al aire libre por un valor de 31.700 millones de dólares, y 11.7 millones de plantas en el interior de las casas por 4.100 millones de dólares, según lo afirmado en 2007 por Jon Gettman, el autor del estudio.
1 comentario:
Els bancs q venen llavors fan encreuaments, no enginyeria genètica.
Aquesta mena de informació probablement sigui promoguda pels mateixos en favor de la estúpida i cruel guerra antidrogues.
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