miércoles, julio 03, 2013

QUE NO NOS ENGAÑEN; QUE NO NOS DEJEMOS ENGAÑAR


Después de varios años de padecer lo que algunos llaman crisis y nosotros estafa y de sufrir sus consecuencias, todavía tengo la sensación de que la propaganda que nos abruma impide que tengamos una visión nítida de lo que nos está pasando.
No asumamos culpas que no nos pertenecen, como quieren los que nunca asumirán sus responsabilidades. La gran mayoría de los ciudadanos, clases medias, trabajadores de a pie, asalariados que se venden en el mercado de trabajo, parados, son los grandes estafados, los perdedores de este juego global de capitales y de grandes fortunas que apuestan contra países, contra continentes enteros, para hacerles rehenes de sus intereses sin importarles la vida de las personas. Es esta forma de capitalismo irracional que algunos llaman del desastre o del schock, el que nos ha traído hasta aquí y seguro nos llevará más y más lejos en dirección al abismo. Un capitalismo globalizado que engulle todo lo que toca en aras de una constante apropiación y consumo de recursos sin importarle nada que no sea su propio afán de consumo. El lema es: que todo lo que toque se convierta en dinero, que todo pueda ser reducido a esa única medida. Ya no hay fronteras, toda limitación al afán de lucro de los poderosos tiene que ser arrasada, no debe quedar otra medida que la del egoísmo al servicio de los más fuertes.
Tres son las palabras mágicas que se repiten sin cesar, quizás para hacernos creer en su eficacia y en su necesidad absoluta: privatización, desregulación y reformas estructurales.
El mecanismo de extorsión para conseguir los efectos deseados se llama deuda. La gran perdedora, la democracia y la soberanía, de forma que son los capitales y sus acólitos los que imponen las medidas económicas que se traducen en leyes en nuestros Estados. Agencias de calificación, prima de deuda, son los colaboradores necesarios (de eso ya vamos sabiendo mucho los españoles). Los ejecutores: en primer lugar los gobiernos nacionales (sea cual sea su color, aunque las derechas siempre fueron más solícitas porque están permeadas de los mismos intereses que van a defender: Gürtel, corrupción generalizada de las estructuras partidistas), en segundo plano los organismos internacionales: FMI, Banco Mundial, y en el caso europeo Consejo de Europa y Banco Europeo (B.C.E.)
Los rehenes y el botín a obtener: los ciudadanos y sus organizaciones que ya no son propiamente sujetos políticos (en democracias que tienden al cero absoluto), con derechos en retroceso y cada vez con menos capacidad de defensa y reivindicación, al tener que soportar unos niveles crecientes de represión para acallar las protestas. Por supuesto las instituciones reducidas a un simple esqueleto, al perder la sabia de la soberanía popular que las legitima y, en consecuencia, todo el entramado del Estado que se pone descaradamente al servicio, con armas y bagajes (y nunca mejor dicho), de grupos de poder económico nacionales e internacionales (que es decir la misma cosa). Para el que tenga duda puede repasar en qué se van los recursos del Estado y cómo Justicia, Cultura, Educación Trabajo, Relaciones Exteriores, Defensa e Interior, Seguridad Social y Pensiones…, han dejado de cumplir su misión de colaborar en el bien común para engrosar intereses particulares.
Finalmente el botín: la riqueza nacional y esto en sus dos vertientes: recursos económicos (entre los que están los naturales _en España léase turismo_ y los propios servicios públicos: Educación Sanidad, Agua…y recursos humanos, un mercado de trabajo adaptado a los intereses del capital global (quiere decirse: sin derechos y cada vez más proletarizado por sueldos de subsistencia).
El yugo de la deuda sujeto a la obligación insoslayable de pago, si no se quiere ser un paria internacional (eso es de lo que nos quieren convencer) completa el entramado de un nuevo orden internacional en que el capital financiero y las trasnacionales imponen sus leyes con el uso dosificado de la fuerza y la extorsión, de forma que un único poder impera a nivel internacional en los cinco continentes.
La contribución de la economía (que ha dejado de ser ciencia para convertirse en ideología) y la teoría política (liberalismo), ambas en la línea de la deificación de la “libertad” y el individualismo, aportan el sustento teórico indispensable para que, al ser repetido sin cesar por voces supuestamente autorizadas, las recetas impuestas se traduzcan en verdades irrefutables.
El círculo se cierra sobre el ciudadano para conseguir lo que se espera de él: la sumisión y el silencio, pues las decisiones las toman quienes realmente están capacitados, por supuesto en nuestro bien, aunque tengamos primero que purgar nuestras culpas ¡La suerte está echada!
No nos dejemos engañar: este es el sistema al que estamos sujetos. No es un partido, no son unas políticas económicas, no, es un todo en el que lo político, lo económico, el orden social, la cultura e incluso las relaciones interpersonales están impregnadas del mismo veneno, despiden el mismo hedor de un mundo que en su globalización está hipotecado al dinero como único referente.
Llegar a un consenso sobre los problemas a los que hemos de enfrentarnos y, más aún, poder definir el núcleo central de donde irradian todos ellos, creo que es una tarea prioritaria. Tenemos la obligación moral de hacer frente a las agresiones de las que somos el blanco favorito: la Ley Wert, la actual legislación hipotecaria que facilita los desahucios, la destrucción de los derechos de los trabajadores, el expolio de la naturaleza y sus recursos….todas son batallas necesarias, imprescindibles. Pero el enemigo es multiforme y puede adaptarse fácilmente a los tiempos.
Viene esto a cuento de los movimientos que se están dando entre partidos políticos y sindicatos. Asistimos perplejos a la escenificación de un marco de acuerdo para, según defienden los interesados, presentar un frente común en las negociaciones con Europa (el Consejo Europeo de 29 y 30 de junio). Partidos de derecha, centro e izquierda (¿) socioliberal, con la única excepción de I.U., se han unido unos más tímidamente que otros para apoyar al gobierno de Rajoy en la búsqueda de un cambio de políticas en la Unión Europea. De fondo el problema acuciante del desbocado paro juvenil y el tambaleante orden social que amenaza ruina.
A este panorama de búsqueda desesperada de apoyos que legitimen las políticas del partido en el gobierno, se suman de forma sorprendente los sindicatos CCOO y UGT , aunque sin dejar de expresar sus dudas sobre el éxito de la empresa.
Están en juego unos pocos millones de euros (6.000 para toda la U.E. de los que España aspira a conseguir 2.000), una cifra ridícula comparada con las dedicadas a sanear los agujeros del sistema financiero europeo. Por poner sólo un ejemplo, en Bamkia se enterraron más de 20.000 millones de Euros.
Pero la verdadera cuestión no está en las cifras, sino en el sentido de las políticas europeas y también españolas.
Nada nuevo se otea en el horizonte, seguiremos fielmente el camino marcado por el sistema dominante: más privatizaciones, adelgazamiento del Estado, recorte de derechos, etc.
Llegados a este punto sólo cabe pedir coherencia y lucidez. Coherencia para no caer en las trampas del sistema y actuar de colaboradores en el asesinato democrático que se está perpetrando en España. Esa misma coherencia y fidelidad a los ideales de los partidos que se dicen socialistas y especialmente a los sindicatos de clase que tendrían que luchar codo con codo con trabajadores expoliados y parados que ven dilapidada su formación y sus capacidades sin poder ser útiles a la sociedad y mantenerse con dignidad.
Lucidez para saber en qué campo jugamos y tomar postura a favor de un cambio real, y no de un maquillaje superficial que nada va a cambiar.
En Europa, y junto a los pueblos que la componen, tenemos que tomar partido por un cambio decidido de sistema. Ya sabemos lo que da de sí el que tenemos y a dónde nos encamina. No nos podemos permitir ser tibios ni miopes, tampoco podemos permitir que las organizaciones y partidos que vocacionalmente nacieron para defender a los más débiles, traicionen sus principios. En el momento que vivimos no se puede jugar a dos barajas. El desafío es a vida o muerte.

En un futuro no lejano, hombres y mujeres de esa mayoría que sufre lo que unos pocos deciden, pondrán a cada uno en el sitio que merecen. Y a no tardar. Esperemos.
A.L.

1 comentario:

COMANDO ALCANTARILLA. dijo...

....muchas de las veces, el enemigo esta dentro de nosotros mismos. Salud y Libertad.