jueves, febrero 21, 2013

LA IGNORANCIA DEL PUEBLO ES LA GARANTÍA DE SU SUMISIÓN



La capacidad de manipulación que tienen los poderosos junto a la mansedumbre y la credulidad de una ciudadanía en ciernes, nos conduce directamente a la dominación de las conciencias y la aceptación de un fascismo enmascarado.
¿Es esto lo que nos espera?
Para hacerle frente lo primero es tomar conciencia, estar informados. En ésa dirección va este escrito.
¿Cómo nos manipulan?
1. Control de los medios (prensa, radio, TV). Control de la realidad
Los informativos se convierten en pieza clave de la propaganda de varias maneras diferentes:
. Seleccionando las noticias que deben ser conocidas por los lectores-tele-oyentes.
. Oscureciendo aquellos que por su relevancia no pueden ser ocultadas , pero minusvalorándolas en cuanto al tiempo dedicado y descontextualizándolas de la situación y problemática desde donde son comprensibles.
. Convirtiendo los noticiarios cada veza más en revista de variedades insustanciales, intercalando cuestiones dramáticas con otras de puro divertimento.
. Primando los espacios deportivos como elemento imprescindible de la actualidad.
2. Corrupción: la ocultación y la anécdota
. Las noticias sobre corrupción que afectan al partido del gobierno, se convierten en presuntos problemas de personas concretas a las que se procura desvincular, todo lo que sea posible, de la estructura partidaria a la que servían.
. Uso abusivo del ventilador para procurar contaminar con el mismo producto corrupto a otros partidos políticos con el fin de hacer asumir que la realidad es la que es.
Aunque este tipo de argumentación no deja de ser una falacia (es decir mentirosa) y no logra transformar lo injusto en justo, lo equivocado en correcto, lo corrupto en limpio, si consigue crear la suficiente confusión en la opinión de la mayoría como para desactivar el potencial de indignación colectiva que podría terminar por arrastrarles.
. Como último dique de contención negarlo todo por principio, ya que lo que no puede demostrarse judicialmente no existe (y es evidente que los documentos comprometedores claros y concluyentes es fácil hacerlos desaparecer, si alguna vez existieron). Al final es una palabra de honor la prueba incontestable.
3. Desprestigio de la política
Buscado de forma intencionada, profundizando el descrédito del que ya goza entre la ciudadanía. No obstante, el gobierno lleva adelante sus planes oligárquicos para el conjunto de la sociedad haciendo política, aunque una política particular.
Amparado en su mayoría absoluta y en la apariencia democrática de sus decisiones, legisla a golpe de decreto-Ley y promulga leyes que reconfiguran el sentido y la misma legitimidad del sistema, mientras se ignora la conmoción social que provocan estas
decisiones y se desprecia con prepotencia el disgusto ciudadano y el conocimiento de los directamente concernidos por sus decisiones.
4. El lenguaje mentiroso
No es un secreto el uso que se hace del lenguaje forzado deliberadamente, el uso de determinadas palabras clave y negándose al empleo de otras que tienen un significado preciso que todo el mundo entiende y que, por lo tanto comprometen.
Estamos en la misma ceremonia de la confusión que quiere instalar en las mentes de la mayoría que se desea silenciosa.
Algunos ejemplos: reforma, reestructuración, redimensionamiento, eficiencia, productividad, competitividad….Palabras todas con una clarísima dimensión ideológica que pretende hacer digerible una verdadera revolución, en cuanto a la merma de derechos sociales y a la conversión de todos los ámbitos en canteras de futuras plusvalías para los poderes económicos nacionales e internacionales.
5. El deterioro progresivo de lo público como correlato de su ineficacia
Demostrar que lo privado funciona mejor que lo público exige previamente el abandono progresivo por parte del poder: limitaciones presupuestarias (pues “se ha derrochado mucho”) y el desprestigio del funcionariado, lo que facilita la pérdida de sus derechos laborales y la puesta en cuestión del derecho al trabajo “para toda la vida” (independencia que es un insulto para nuestros políticos).
Al fin se acepta que los servicios públicos han de “reformarse” para hacerlos más eficaces. Por otra parte el Estado ya no puede asumir el “Bienestar” que hemos alcanzado, pues es claramente excesivo.
La función redistributiva de los impuestos y la política fiscal, se abandona para que privadamente cada uno (el que pueda por supuesto) abone de su bolsillo el coste privado de unos servicios que antes eran derechos y ahora son opciones de consumo: Educación, sanidad, transporte público, justicia para todos, atención del Estado a los más desfavorecidos (dependencia, políticas de integración de minorías, pobreza…) Todo se va por el sumidero de lo único importante: el negocio y con ello se van también nuestros derechos como ciudadanos.
6. Conversión del ciudadano en hombre-masa
Incapaz de reaccionar a la propaganda con que le instan una y otra vez a aceptar “las cosas como son”, como mal menor y como única opción posible. “Todo hubiera sido peor si no hubiéramos hecho lo que hicimos petición de principio indemostrable para tranquilidad del gran público. El objetivo a conseguir es la pasividad por el miedo.

A.L.

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