miércoles, noviembre 04, 2015

Las fronteras más estúpidas están en un pueblo de Segovia

                                      ‘República #3′
Rafa Ruiz
Hemos vuelto a un pequeño pueblo, a la sierra, para hablar de la estupidez de las fronteras.AP Gallery (Arte y Paisaje), en la pedanía de Martín Muñoz, en Riaza (Segovia), expone este otoño, entre prados y rebollos, la obra de Rubén Martín de Lucas en torno a los disparates a los que conduce un concepto radicalizado de la propiedad, los límites y las fronteras.

El Asombrario ya estuvo aquí hace un año, cuando se inauguró esta original galería en pleno campo. Y tan buen gusto nos dejó, que hemos decidido volver; esta vez para asistir a la presentación de la muestra Stupid Borders (Fronteras Estúpidas), de Rubén Martín de Lucas, miembro del colectivo artístico Boa Mistura, del que se ha desvinculado temporalmente por exigencias del guión de la vida (tiene dos niños pequeños y ha necesitado apartarse un tiempo del ritmo “endiablado” -de viajes y trabajos- de sus compañeros).

El otoño está siendo benigno, indulgente en heladas, tacaño en lluvias, en la sierra de Ayllón. La mañana resulta extraordinariamente agradable para improvisar una rueda de prensa en el prado con Rubén, que confiesa que tiene como referente a César Manrique, “un artista enorme por su capacidad para generar espacios en su tierra, Lanzarote”: “Con Boa Mistura he trabajado mucho el paisaje urbano; y llevaba mucho tiempo queriendo hacer algo con otro paisaje, en plena naturaleza, como aquí, en este privilegiado lugar”. Y es en la naturaleza, que no sabe de fronteras sino de relaciones e interconexiones, donde ha querido plantear lo estúpido de las fronteras, de los límites, de las posesiones obsesivamente entendidas. Rubén reflexiona así sobre la intención de su exposición: “Hay muchas stupid borders; ahora mismo, hay registrados 89 muros en el mundo, algunos de los que apenas se habla como el que separa India de Bangladesh. Y hay muchas fronteras inexplicables y absurdas, como las que separan los países africanos; el reparto del continente se hizo en una conferencia, con escuadra y cartabón”.

AP Gallery es criatura de Enrique Herrada y Marta Maíz, matrimonio de arquitectos que recaló en este pueblo de 10 habitantes hace 20 años con la idea de ver crecer a sus hijos los fines de semana en un ambiente distinto a la gran ciudad; en su vida y en sus proyectos culturales siempre tienen presente la conexión con la tierra que aprendieron de su trabajo con el escultor vasco Oteiza en los años ochenta. Sobre su actual exposición, la quinta que programan en AP, Enrique explica a los periodistas que nos hemos acercado a Martín Muñoz: “Lo interesante de la propuesta de Rubén es la sutileza; todo lo que evidencia casi sin decir nada; todo lo que dice sin molestar”. Destaca el arquitecto que todo parte, como tantas cosas, como casi todo, de una educación mal orientada: “Cómo elaboramos, cómo nos inculcan el concepto absoluto de propiedad… Cuando lo que debemos hacer es relativizarlo”. Y en esto también pone a la naturaleza como gran orientadora. “Respecto a un paisaje, más que decir esto me pertenece, deberíamos decir yo pertenezco a este paisaje. Y de paso, trasladarlo a otros espacios: yo pertenezco a esta ciudad, yo pertenezco a esta casa…”. Se trata de darle la vuelta al concepto de propiedad.

Republic #1_Making of from Manuel Cuellar on Vimeo.

Rubén señala que más que artista de denuncias, prefiere ser artista que genera debates. Y subraya: “La única conclusión a la que he llegado en lo que llevo de vida es que mi única verdad es que todo fluye y todo cambia”.
Marta Maíz destaca lo pertinente de recuperar, coincidiendo con el concepto de esta exposición, la memoria del filosofo Walter Benjamin, de cuya muerte, precisamente en una frontera, se cumplen 75 años este otoño. “En su huida de la Alemania nazi, se suicidó en la frontera de España con Francia, en Portbou, al ser detenido por la Guardia Civil, por temor a que le devolvieran a Francia y caer en manos de la Gestapo. Y le recordamos tanto por la idea de las estúpidas fronteras como por la comunión que él destacaba entre arte y paisaje. Que es lo que buscamos precisamente aquí; esa fusión entre arte y paisaje. Nosotros, esta galería, estas exposiciones… pertenecen a este paisaje”. Pertenecen al esplendor melancólico que este octubre proyecta el Macizo de Ayllón sobre los trabajos de Rubén, que, a través de diversos lenguajes, pero sobre todo de vídeos y fotografías intervenidas, realizados el pasado verano, nos traslada el punto absurdo al que a veces llega nuestro concepto radical de la propiedad, que el capitalismo a ultranza nos ha labrado a fuego en el cerebro como molde para no plantear otro tipo de sociedades, y que machaconamente desde la publicidad nos lo inyectan en vena.


‘República #2′

Los recursos de Rubén son básicos y efectivos. El cuerpo principal de la exposición lo conforman tres acciones recogidas bajo el título Repúblicas Mínimas, que responden a una misma secuencia realizada por el artista: apropiarse de 100 m2, dibujar una frontera y habitarla. El resultado son tres microestados efímeros cuyo límite responde a un criterio artificial -la geometría-, cuya duración es breve -desde unas horas a un día completo- y cuyo único habitante es el propio artista. Rubén ha marcado un círculo en un terreno baldío al sur de la provincia de Toledo, un triángulo en medio del agua de un pantano también en Toledo y un cuadrado en un campo de centeno en Segovia, cerca de Riaza, y ha hecho gala del demente orgullo de marcar que “esto es mío”, éste es mi territorio, como valor absoluto que sirva de contenido a una vida vacía, a un pensamiento vacío. El disparate del concepto absoluto de frontera, de límite, de propiedad.

Y de ahí su obra gráfica, las serigrafías con las impresiones (impresión en el doble significado de la palabra): “My galaxy. My planet. My country. My city. My home”. “Do not enter or I shoot you”. (No pase o le disparo).

Límites físicos, pero también límites mentales.

Es cierto que uno reconoce el absurdo de llevar el límite al extremo, al límite esos conceptos de posesión. Pero todos los periodistas, cuando nos alejamos de la AP Gallery y la recogida casa de Enrique y Marta que queda al lado, no lo podemos evitar y susurramos algo parecido: “¡Cómo me gustaría tener una casa así!”.

Sí, llevamos impreso muy dentro el concepto de propiedad.

‘Stupid borders’, de Rubén Martín de Lucas. Hasta el 27 de diciembre en AP Gallery, en Martín Muñoz de Ayllón, Riaza (Segovia). Sábados y domingos, de 11.00 a 19.00 h. De lunes a viernes, con cita previa. Entrada gratis.

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