miércoles, octubre 24, 2012

EL ORGULLO DE SER ESPAÑOL



Título provocador donde los haya, propio de panfleto chovinista ultra. Lo cierto es que viene a cuento por lo dicho por Rajoy en Nueva York respecto a “esa mayoría silenciosa” que acepta sumisamente las políticas que le impone, amparado en la “consecución del máximo bien para la nación”. Un elogio a aquellos que asumen que las decisiones, sobre su vida y la de sus familias y connacionales, las tomen unos pocos que “verdaderamente saben lo que necesitamos”.
¿Puede producir orgullo el ser ciudadanos silenciosos, sometidos, ausentes de la vida pública, autistas enredados en la certeza de que no es posible hacer nada y que lo mejor es no buscarnos problemas?
Si esta mayoría es la que regenta esta sociedad que llamamos España, yo me declaro solemnemente apátrida. ¡Que no se me sume a la mayoría – supuesta de los amordazados, de los encadenados sin saber siquiera que lo están!
Perdonen la insolencia, pero así son las cosas de la indignación y, últimamente, está alcanzando zonas peligrosas de ignición.
Sin embargo, todavía puedo reconciliarme con este país gracias a los pequeños o no tan pequeños “brotes verdes” que puedo apreciar. 
Doy las gracias a los que sueltan sus lenguas, sus brazos y sus piernas para salir de la quietud y gritar a los cuatro vientos que no están dispuestos a que los sacrifiquen sin luchar; que no desean una sociedad adormilada, insolidaria, injusta, egoísta.
Gracias por el nuevo proyecto de dignidad recuperado que encarnan,  por los vislumbres de un  amanecer más grato a la vida, en todas sus dimensiones.
¿Merece la pena luchar por la esperanza de un futuro mejor? No lo dudo ni por un segundo. Creo firmemente que ese es el horizonte del hombre como individuo y como parte de una realidad más grande que él y de la que es corresponsable.
Que no nos engañen:  el proyecto de los poderosos no es otro que la aceptación sumisa de lo inevitable. Pongámonos en pie y hagámosles frente desde las muchas trincheras en las que podemos encontrarnos codo con codo con otros hombres y mujeres que aspiran a resguardar un pedazo de dignidad intocable, como principal herencia para las generaciones venideras.
Gracias a tod@s aquell@s que osan salir a las calles a mostrar su rechazo ante lo inhumano arrostrando el peligro de ser apaleados, presos, denostados…a costa de ser considerados “malos españoles”.
¡Contadme entre vosotros!

Autor: A.L.

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