SILBIDOS PARA SU COBARDÍA

Al finalizar el discurso pronunciado por el presidente de gobierno en el que anunciaba las durísimas medidas de recortes de derechos para las clases menos pudientes de nuestra sociedad, se escuchó una prolongada salva de aplausos de los diputados populares. La razón: apoyar al presidente por “la valentía en la toma de decisiones, imprescindibles, aunque dolorosas”.
Nosotros, y gran parte de los españoles, le silbamos, pateamos…, por su cobardía.
Porque valentía supone arrastrar peligros y enfrentarse a circunstancias, grupos, poderes, que por su fuerza pueden intimidar al valeroso y hacerle renegar de su empresa. El valeroso supera el miedo ante el poderoso y lleva adelante su propuesta.
En política, ser valiente significa ponerse de parte del débil, defender sus derechos y estar dispuesto a hacer frente al poderoso que, desde la fuerza, intenta imponer sus criterios.
Un presidente y un gobierno valiente saben  que con la verdad por delante y en defensa de los que menos tienen, puede contar con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos.
Aceptar la sumisión al poderoso que impone así las políticas que convienen a la élite económica española y europea es optar por la cobardía.
Un gobierno y un presidente que se pliegan a los dictados de los poderosos financieros y a sus lacayos del BCE, Consejo Europeo y FMI, que mienten y ocultan la verdad de las cosas a sus ciudadanos y que pone a los pies de los caballos a los más débiles y desprotegidos, sólo merece una cosa: nuestro más sonoro repudio y nuestra más sonora pitada.

A. Empleado publico de Segovia