Le han matado y se cruzan de brazos.
Como si fuera culpable de algo.
Como si fuera un delito respirar, le reventaron la cabeza.
Otro caído en este mundo de violencia.
Otro a quien le arrancan el futuro de cuajo,
a quien abrasan los sueños,
a quien vacían el cuerpo,
a quien visten de luto y de féretro.
Pero hay alguien que dice: apunten disparen fuego.
Hay alguien que reparte esa ausencia y ese dolor entero,
hay alguien que mastica las vidas sin sentir una pizca de culpa, ni un poco de remordimiento.
Hay alguien que manosea las balas mientras caen por todas partes huesos, tuertos, muertos.
Y mañana seguirá con su trabajo de náusea, con su sed de savia roja.
Y mañana se lamerá las manos mientras piensa qué decir a un pueblo, a una familia.
Y sus palabras serán como escupir todos los nombres.
Como llenar de babas
el recuerdo
de un joven
que murió con el cráneo hecho pedazos.
http://www.
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