Campaña :El clima no está en venta
Este noviembre en Barcelona tendremos una oportunidad única, quizás la última, de evitar un colapso irreparable del clima global. Del 2 al 6 de noviembre habrá en esta ciudad la última ronda de negociaciones antes de la Cumbre de Copenhague de diciembre de 2009, en que 192 gobiernos han de pactar el tratado que sustituirá al de Kioto. En este tratado los países deben comprometerse a reducir las emisiones de CO2 y otros gases invernadero, causantes del calentamiento global del planeta.
Todo el mundo se pregunta por qué nadie hizo nada para evitar la crisis económica cuando todavía se podía. Ahora podemos evitar la crisis climática que apenas empieza a manifestarse, pero cuando haya estallado plenamente ya no habrá marcha atrás. Veremos impotentes como los campos se secan, los bosques se queman, las costas se inundan y los huracanes se intensifican, y quizá entonces nos daremos cuenta que el dinero no se pueden comer. La ciencia dice bien claro que, sin compromisos mucho más ambiciosos que los que plantean los gobiernos de cara al nuevo tratado, estaremos en riesgo grave de cruzar un punto sin retorno.
En Copenhague que puede estar todo dado y bendecido, pero en Barcelona no. Será el momento en que los gobernantes de todo el mundo deben sentir que la humanidad no les perdonará un tratado que no frene el cambio climático de manera eficaz y justa como no lo hizo el de Kyoto, y cada uno de nosotros debe ser la voz del planeta para darles este mensaje con toda la fuerza de que seamos capaces.
Los objetivos de la campaña unitaria El Clima no está en venta son:
· Exigir que de la Cumbre de Copenhague salga un compromiso firme por una reducción drástica e inmediata de las emisiones de gases invernadero, así como un programa creíble que el uso de energías fósiles se haya abandonado plenamente a mediados de siglo y la deforestación se haya detenido mucho antes. Que se asuma el objetivo de una concentración de CO2 a la atmósfera no superior a los 350 ppm, para evitar una interferencia peligrosa con el sistema climático.
Exigir el reconocimiento de la Deuda Ecológica que tienen los países del Norte y sus transnacionales con el Sur, causada por los graves impactos sociales, ambientales y económicos del modelo de producción y consumo capitalista en los países más empobrecidos. Reivindicar la Justicia Ambiental relacionada con el derecho de todos los seres humanos a un medio ambiente sano y recursos naturales saludables en ámbitos como la tierra, el agua, la alimentación, la vivienda y el aire. Reivindicar las tres "c"De la Justicia Climática: no sólo la contracció (reducción) de las emisiones globales sino también la convergència en las emisiones per cápita, la gran disparidad de las cuales es una muestra más de la desigualdad del mundo en que vivimos, así como mecanismos de compensació los gobiernos y las transnacionales históricamente responsables del cambio climático hacia quien sufre las consecuencias.
Denunciar los mecanismos de mercado incorporados al protocolo de Kioto y previstos para Copenhague porque dan vías en los países y corporaciones responsables del cambio climático para rehuir sus responsabilidades y enriquecerse en base a los esfuerzos del resto del mundo para mitigarlo. Denunciar los lobbies empresariales que presionan para aguar y mercantilizar el tratado de Copenhague. Denunciar las "soluciones" falsas y contraproducentes como los agrocombustibles y la energía nuclear.
Exigir a los gobiernos español y Autonomicos que asuman que hay que reducir de verdad las emisiones de gases invernadero y que dejen de lado los planes estratégicos basados en el uso intensivo de combustibles fósiles. Que se acabe la situación ridícula e incomprensible que unos países europeos de los más amenazados por el cambio climático sean los que ponen más palos en las ruedas a la hora de impedirlo.
Hacer patente que, en último término, tan sólo un cambio de modelo en la producción, distribución y consumo del sistema capitalista nos permitirá resolver el problema del cambio climático de manera efectiva y justa. Mientras se siga persiguiendo un crecimiento indefinido de la producción y el consumo y tolerante las desigualdades (entre países y dentro de los países) choca una y otra vez con los límites del planeta y las repercusiones sobre la sociedad serán gravísimas.
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