65 horas: De evitar una derrota a conseguir una victoria
El rechazo de la mayoría de los parlamentarios no puede confundirse con una defensa clara de los derechos laborales. La Directiva propuesta era algo tan descarado que algunos socialdemócratas y liberales han reflexionado sobre las consecuencias que su aprobación tendría para la maltrecha legitimidad de la Unión. Pero no debemos olvidar que estos mismos parlamentarios aprueban otras medidas, menos descaradas pero igual de dañinas, que socavan cada día los derechos laborales y el bienestar de los ciudadanos europeos e inmigrantes.
El “No” Francés y Holandés a la Constitución, el “No” Irlandés a la misma Constitución bajo el seudónimo de “Pacto de Lisboa” y el escaso interés hacia la política comunitaria de la Unión han hecho mella en la legitimidad de una institución al servicio del capital.
La aprobación de la directiva de las 65 horas podría haber puesto la puntilla a la ya denostada política de la Unión y muchos parlamentarios se han dado cuenta de este grave riesgo. Pero su falta de compromiso con la Europa social y con los mínimos principios de la democracia siguen intactos.
El rechazo de la mayoría de los parlamentarios no puede confundirse con una defensa clara de los derechos laborales. La Directiva propuesta era algo tan descarado que algunos socialdemócratas y liberales han reflexionado sobre las consecuencias que su aprobación tendría para la maltrecha legitimidad de la Unión. Pero no debemos olvidar que estos mismos parlamentarios aprueban otras medidas, menos descaradas pero igual de dañinas, que socavan cada día los derechos laborales y el bienestar de los ciudadanos europeos e inmigrantes.
El “No” Francés y Holandés a la Constitución, el “No” Irlandés a la misma Constitución bajo el seudónimo de “Pacto de Lisboa” y el escaso interés hacia la política comunitaria de la Unión han hecho mella en la legitimidad de una institución al servicio del capital.
La aprobación de la directiva de las 65 horas podría haber puesto la puntilla a la ya denostada política de la Unión y muchos parlamentarios se han dado cuenta de este grave riesgo. Pero su falta de compromiso con la Europa social y con los mínimos principios de la democracia siguen intactos.
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