Al no obedecer la Resolución de la ONU del derecho de creación de un Estado palestino, con los mismos derechos del Estado de Israel, ocupando los territorios que deberían constituir ese Estado, Israel – con el apoyo solitario de los EEUU – impide que la decisión de las Naciones Unidas sea cumplida. Para llegar a Palestina, es necesario llegar al aeropuerto principal de Israel – Aeropuerto Ben Gurion –, donde es necesario someterse a los interrogatorios de los servicios de seguridad israelíes, que detentan el poder arbitrario de dejar pasar a una persona o no. La alternativa es descender en Jordania y hacer un largo viaje por tierra hasta el territorio palestino.
A pesar de tener una fuerte identidad, una historia milenaria y una extraordinaria trayectoria de luchas, Palestina aún no existe como territorio soberano, como Estado independiente. Está invadida militarmente por Israel, que ocupa sus territorios, mantiene el país separado entre la Franja de Gaza y Cisjordania, siendo éste, a su vez, descuartizado por los muros que lo cruzan, por los asentamientos de judíos en pleno territorio palestino.
Los palestinos son dominados, oprimidos, humillados. Se trata de hacer que la vida les sea imposible en esos territorios para que se sometan definitivamente a ser superexplotados por Israel o a abandonar Palestina, dejando el campo libre para el objetivo de Israel – apropiarse de todo el territorio palestino e incorporarlo a Israel.
La realización del Foro en Palestina tiene mucho más significado que ser simplemente un espacio de discusión e intercambio de los movimientos que luchan por “ otro mundo posible”. Significa legitimar la existencia de Palestina, dar voz a los palestinos, integrar sus luchas en el movimiento global del Foro Social Mundial. De la misma forma que fue importante que Lula no sólo visitase Palestina, sino que hiciera lo que los otros mandatarios no hacen: durmiera allá, conviviera con el pueblo palestino, conociera las reales y opresivas condiciones de vida de ellos.
Pero, al mismo tiempo, el foro debe conocer directamente las condiciones muy precarias de funcionamiento de las escuelas en Palestina, tanto materiales, como de elementos que permitan el conocimiento, el estudio, la continuidad del conocimiento y de la conciencia de la identidad palestina en las nuevas generaciones. Emir Sader es cientista político.
Traducido por Norma Fernandez/Ciranda
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